La respuesta definitiva a este interrogante es: SÍ.
En la actualidad, las organizaciones se debaten frente a la pertinencia de continuar trabajando “tradicionalmente” o entrar en la “onda” de los procesos.
La concepción y argumento tradicionalista de “…así lo hemos toda la vida y nos ha ido bien… ¿Para qué cambiar? …” Es la forma más sencilla de detener el cambio y el progreso, es decir, el mejoramiento continuo. Esto no indica que estas prácticas sean retrógradas o inútiles, pues si se ha mantenido la compañía es porque efectivamente han generado resultados “sostenibles”. No obstante, no es pertinente confiarse, asumiendo que es el mundo el que debe cambiar su entorno y su dinámica para adaptarse a la suya.
Técnicamente, el concepto de sistema varía según la disciplina con que se mire. Para el caso corporativo, la definición que trae la norma ISO 9000:2015, es bastante acertada y establece:
“Conjunto de elementos interrelacionados o que interactúan”
Esta definición permite de manera simple, comprender que uno de los factores absolutamente indispensable para una organización, es la interacción o interrelación de las personas, los procesos, los clientes, proveedores y en general, de todas sus partes interesadas.
Bajo esta óptica, incorporar en el modelo operativo y administrativo de una compañía el concepto de sistema, proporciona un nuevo enfoque, capaz de mostrar que todas las partes componen un TODO, y cada una de ellas es indispensable para lograr los resultados esperados.
Sistema de gestión de calidad:
Basados en la definición de sistema, la ISO (Organización Internacional de Estandarización) ha definido el sistema de gestión como:
“Conjunto de elementos de una organización interrelacionados o que interactúan para establecer políticas, objetivos y procesos para lograr estos objetivos”
Al sumar el término calidad (grado en que un conjunto de características inherentes cumple con los requisitos), podríamos inferir en su definición final establecida como: “conjunto de elementos de una organización interrelacionados o que interactúan para establecer políticas, objetivos y procesos para lograr estos objetivos, en lo relativo a la calidad”.
Los elementos a los que se hace referencia, podrían incluir personal, infraestructura, proveedores, aliados, accionistas y todos aquellos que inciden en los propósitos de la organización.
Lo anterior, indica que la calidad está determinada por el resultado obtenido entre el cumplimiento de los requisitos y la gestión de todos los elementos de la organización para que, de esta forma se cumpla con los objetivos de calidad.
El anexo SL expedido por la ISO, establece criterios homologados (requisitos comunes) para todos los sistemas de gestión, independiente de su disciplina (sea calidad, ambiental, seguridad y salud, seguridad de la información, entre muchos otros). Esto se hace evidente, através de la estructura de sus capítulos, sus identificadores (nombre de los numerales o requisitos) y su parte gramatical.
Es por ello, que las definiciones son internacionales y cuentan con grandes similitudes, en donde el factor diferenciador, la mayoría de las veces es la disciplina o naturaleza de la norma de sistema de gestión.